Es la última película iraní que he visto y me ha encantado. He visto otras películas iraníes pero ninguna me ha gustado como esta. Esta película cuenta la historia de una niña que desea ir al colegio pero en su camino se topa con unos niños que quieren jugar a la guerra con ella: la detienen, la quieren apedrear y la consideran una espía. A su lado, está su amigo y vecino que también sufre las burlas y las vejaciones de los niños. El niño, cuando se ve acorralado, se tira al suelo haciéndose el muerto ante los disparos imaginarios de los atacantes. Su vecino es el que le aconseja que se tire al suelo y se rinda para que la dejen en paz.
A lo largo de toda la película el cuaderno que la niña compra con tanto esfuerzo para poder ir al colegio se convierte en un símbolo de libertad que contrasta constantemente con su entorno. El cuaderno va perdiendo sus hojas poco a poco: los niños las arrancas para hacer aviones de guerra, después una compañera le pide una hoja si le permite sentarse con ella y, finalmente, acaba tirado en el suelo, haciéndose el muerto como ella, y pisoteado por unos bueyes.
Es una película impresionante en la que se plasman los estragos que la guerra ha tenido en la sociedad afgana.
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