Es una de las películas que más me ha gustado últimamente. Andrei Filipov, uno de los mejores directores de orquesta del Bolshoi, fue destituido de su puesto por negarse a despedir a los músicos judíos. Años después sigue trabajando en el teatro pero como personal de la limpieza pero aprovecha una invitación que le hacen al teatro de actuar en París para aceptarla y marchar allí con sus antiguos músicos. Después de remover tierra y mar para poder salir de Rusia y conseguir llegar a Francia, Andrei tendrá que enfrentarse a su hija, una violinista de éxito en su país, a la que pedirá colaboración para tocar el concierto para violín de Tchaikovsky. A medida que avanza la película vamos descubriendo qué pasó en su vida personal y por qué tuvo que abandonar a su hija en manos de una mánager extranjera que la sacó de Rusia, además de vislumbrar las atrocidades del régimen soviético.
lunes, 7 de diciembre de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario