Me encantan las historias y en especial las historias verídicas. Historia de un prisionero ya viene definida en su título: la historia de un prisionero griego en Turquía durante el ataque turco a la ciudad de Esmirna en 1922. En el Tratado de Sevres se le cedieron a Grecia varios territorios en Asia Menor pero Tuquia no iba a consentir en tal cesión. Miles de griegos fueron masacrados o hechos prisioneros en ese tiempo, como el protagonista de la historia: Nikólaos Kazákoglu. Nikólaos junto a varios compatriotas fueron hechos prisioneros y hacinados en una prisión de la que varios salían para ser dianas de escopetas o siervientes. Nuestro protagonista tuvo más suerte que otros prisioneros y logró escaparse y esconderse por un tiempo. Sobrevivió en una cueva robando en las casas de los alrededores pero ante la posibilidad de ser descubierto, decidió hacerse pasar por turco y trabajar como uno de ellos. Encontró trabajo de pastor de ovejas y la familia que lo empleó, que pensaba que era turco, lo acogió como a un hijo. Nikólaos, que entonces se hacía llamar Bekset, después de haber trabajado y ahorrado cierta cantidad, le pidió a su jefe ir a su casa para traerse a su hermana y éste accedió. En el viaje de vuelta, logró encontrarse con varios turcos que lo ayudaron a desembarcar sano y salvo en tierra griega.
Creo que es una historia interesante y fácil de leer, además de corta. Como todas las historias, Historia de un prisionero, consigue la identificación con el personaje y comprendes y vives su angustia por la supervivencia en una situación extrema. De igual forma la crueldad, el asesinato o el maltrato rechazan esa identificación y es que como humana aspiro a un ideal eterno de bondad.
No me resisto a copiar un pedacito:
- Quizá tú sepas indicarme algún buen redil, -le dije- por aquí cerca.
- Mira, allí hay uno, el de Haci Mehmet. Es un hombre decente, estarás bien. Me dijo adiós, y espoleó su caballo.Cuando cesó la lluvia, me dirigí directamente hacia un rebaño de ovejas. El pastor se acercó a mí.
- ¿Qué quieres? Me preguntó.
- Busco trabajo -le dije.
Y al momento me arrepentí. Por su modo de hablar comprendí que era albanés, y no quería vivir con ellos, porque eran gente inteligente.