domingo, 31 de enero de 2010

Historia de un prisionero

Me encantan las historias y en especial las historias verídicas. Historia de un prisionero ya viene definida en su título: la historia de un prisionero griego en Turquía durante el ataque turco a la ciudad de Esmirna en 1922. En el Tratado de Sevres se le cedieron a Grecia varios territorios en Asia Menor pero Tuquia no iba a consentir en tal cesión. Miles de griegos fueron masacrados o hechos prisioneros en ese tiempo, como el protagonista de la historia: Nikólaos Kazákoglu. Nikólaos junto a varios compatriotas fueron hechos prisioneros y hacinados en una prisión de la que varios salían para ser dianas de escopetas o siervientes. Nuestro protagonista tuvo más suerte que otros prisioneros y logró escaparse y esconderse por un tiempo. Sobrevivió en una cueva robando en las casas de los alrededores pero ante la posibilidad de ser descubierto, decidió hacerse pasar por turco y trabajar como uno de ellos. Encontró trabajo de pastor de ovejas y la familia que lo empleó, que pensaba que era turco, lo acogió como a un hijo. Nikólaos, que entonces se hacía llamar Bekset, después de haber trabajado y ahorrado cierta cantidad, le pidió a su jefe ir a su casa para traerse a su hermana y éste accedió. En el viaje de vuelta, logró encontrarse con varios turcos que lo ayudaron a desembarcar sano y salvo en tierra griega.

Creo que es una historia interesante y fácil de leer, además de corta. Como todas las historias, Historia de un prisionero, consigue la identificación con el personaje y comprendes y vives su angustia por la supervivencia en una situación extrema. De igual forma la crueldad, el asesinato o el maltrato rechazan esa identificación y es que como humana aspiro a un ideal eterno de bondad.

No me resisto a copiar un pedacito:

- Quizá tú sepas indicarme algún buen redil, -le dije- por aquí cerca.
- Mira, allí hay uno, el de Haci Mehmet. Es un hombre decente, estarás bien. Me dijo adiós, y espoleó su caballo.
Cuando cesó la lluvia, me dirigí directamente hacia un rebaño de ovejas. El pastor se acercó a mí.
- ¿Qué quieres? Me preguntó.
- Busco trabajo -le dije.
Y al momento me arrepentí. Por su modo de hablar comprendí que era albanés, y no quería vivir con ellos, porque eran gente inteligente.

domingo, 10 de enero de 2010

Rebelión en la granja

de George Orwell.

Es uno de los libros más interesantes que he leído últimamente. Con gran maestría George Orwell escribe una alegoría satírica del comunismo ruso y el régimen dictatorial de Stalin, al que identifica con el cerdo Napoleón.
Los animales de una granja alentados por el cerdo de más peso en la misma son animados a rebelarse contra sus dueños humanos. El señor Jones, el dueño de la granja, se entrega a la bebida y descuida sus labores. Los animales se rebelan y comienzan a organizarse para realizar las labores de la granja. Definen las tareas, los papeles de cada uno en la misma, y escriben varias leyes para que los rijan en auténtica libertad e igualdad.
Consiguen mitigar un ataque de los humanos pero poco después, el cerdo Napoleón se alza en líder de la granja. A partir de ese momento viven en continuas y frecuentes privaciones amén de un mayor alejamiento de esos ideales con los que iniciaron la revolución. No sólo se apartan de esos ideales sino que los trastocan a sus propios beneficios y se van convirtiendo paulatinamente en lo que desecharon al principio: en seres humanos.
Es muy interesante la lectura de este breve libro que se me presenta como un autodefinido satírico en el que tienes que ir descifrando las metáforas que ilustra.

sábado, 9 de enero de 2010

Añoche soñé con la paz: diario de una joven vietnamieta



Creo que éste es uno de los libros que más me ha costado leer. Ha rondado por mi mesilla unos 4 meses y por fin lo he terminado.
Se trata del diario de una joven doctora vietnamita en la Guerra de Vietnam. El diario comprende dos años de su vida y queda interrumpido por la muerte de la joven.
Tengo que destacar la tenacidad, fuerza, valentía, inteligencia y cariño que Thuy derrocha por sus páginas pero de igual forma, es un libro que quizá resulta un pelín "pesado" para un lector occidental. En muchas ocasiones Thuy se dirige a sí misma en tercera persona, habla en un código en clave refiriéndose a varias personas a las que nunca identifica, y hay un sin fin de vocablos y alabanzas al comunismo que resultan un tanto cargantes.
Personalmente lo que más me ha gustado del libro es la introducción. Es muy interesante saber cómo se conservó ese diario y cómo ha llegado a convertirse en uno de los libros más estimados por los jóvenes vietnamitas, al dar otra visión de la guerra diferente a la postura oficial del país.