Este semana han sido las fiestas de mi ciudad y por las calles había muchos vendedores callejeros de raza negra. Cada año se estila algo diferente que llame la atención de los niños y esta vez, aparte de las típicas pulseras, anillos, colgantes, etc., ofrecían una especie de diademas luminosas con un gran lazo, que cuando se lo ponían parecían la novia de Mickie Mouse. Estaba mirando a un joven con el lazo luminoso en la cabeza y no pude sostenerle la mirada porque algo dentro de mí me dolía. Allí estaba yo, disfrutando de un paseo por las calles en fiesta, tomándome una horchata y este pobre hombre ganándose la vida así. Qué situación tan injusta. Cuando llegué el lunes al trabajo una compañera me contó que una chica que conocía y sus amigos robaban pulseras a estos vendedores distrayéndoles al hacerles preguntas. Pero, ¿no se dan cuenta esos chicos que estos hombres se están ganando la vida como pueden? ¿Que de esas pulseras y demás abalorios depende lo que coman ese día o donde duerman? La verdad es que me partió el alma... ¡Qué importante es educar en valores!
Por entonces, había empezado a leer la historia de Steve Biko, Cry Freedom, y ya estaba muy sensible y receptiva al tema. Steve Biko fue un activista anti-apartheid que luchó hasta el día de su asesinato por una Sudáfrica libre de la esclavitud y de la injusticia racial. Su única arma fue la palabra y aunque lo asesinaron por pensar diferente, nunca pudieron detener su espíritu. ¡Qué vergüenza para la humanidad lo que tuvieron que sufrir los ciudadanos sudafricanos en su propio país!
Animo a que leáis o veáis la historia de Steve Biko ya que Denzel Washington la protagonizó en Grita Libertad. ¡Qué gran hombre!